lunes, 1 de septiembre de 2008

Material de Lectura para el primer encuentro

Estos son los textos para el 22 de septiembre:

100 Preguntas al Campo Popular - HACIA UNA CONSTITUYENTE SOCIAL EN LA ARGENTINA

Una Campaña Colectiva

Para nuestro Pueblo, para los trabajadores, para la militancia social de nuestro país, el camino hacia nuestra Constituyente Social es un desafío, una tarea y una fiesta. Un desafío porque nos estamos convocando a protagonizar una experiencia política nueva en la Argentina, y queremos hacerlo recuperando lo mejor de nosotros, en el pasado, el presente y el futuro. Una tarea, porque este sistema le ha puesto un certificado de defunción al planeta, a la vida y a los pueblos. Cada día que nos retrasamos en construir la unidad popular lo pagamos con la muerte de chicos, mujeres, adultos y abuelos.

Pero este camino también es una fiesta, porque es cierto que no hay nada más alegre e impredecible que un pueblo construyendo su poder y sus capacidades. Un trabajo feliz, que nos está integrando, que nos está mezclando, que nos constituye. Una Constituyente Social.
Pero... ¿cómo hacerla? No hay recetas. A lo largo de estos años, nos hemos hecho expertos en resistir, en sobrevivir, en lograr triunfos sectoriales muy importantes. Contra todos los pronósticos, contra el miedo que nos metió la Dictadura, contra la traición y contra la avanzada neoliberal de los 90, el campo popular está vivo. Vivo, atento y esperando. Porque falta mucho. Porque sabemos que hay tres cosas que aún no pudimos recuperar para nosotros, para nuestro Pueblo.

Ni la distribución de la Riqueza que necesitamos para terminar con el hambre y desarrollarnos, ni el proyecto ni las formas de hacer Política que nos expresen institucionalmente, ni el control comunitario sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat. Y sin esas tres cosas, todos nuestros derechos sociales están amenazados y vulnerados. No pudimos garantizarlos hasta hoy, y eso nos muestra que, para cambiar eso, el camino no es repetir viejos esquemas; que no se trata de escribir un “petitorio gigante” y sumar “adhesiones”. Se trata de construir un nuevo Movimiento Político y Social que le devuelva la Argentina a los argentinos.

¿Cómo avanzar? ¿Cómo hacerlo para que lleguemos todos juntos? ¿Cuáles son los errores que no debiéramos cometer y los elementos que sí tenemos que fortalecer? ¿Con quién, en dónde? La militancia social, sindical, la de los pueblos originarios, los jóvenes, los chicos, la de género, los artistas, los comunicadores, los educadores, los científicos, las pequeñas y medianas empresas, el activismo partidario, los trabajadores barriales, las nuevas y viejas organizaciones... ¿cómo protagonizamos esta etapa nueva en la historia del Movimiento Popular en la Argentina?

El 2 y 3 de agosto vamos a compartir el Primer Encuentro hacia una Constituyente Social de la Argentina, en la ciudad de Jujuy. Y el camino hacia esas jornadas va a ser un trayecto compartido, de creación y debate. Por eso este material no habla de lineamientos directivos o de verdades consagradas; habla de problemas, de preguntas, y de desafíos. Estamos compartiendo visiones e inquietudes, estamos caminando juntos, para hacernos estas preguntas entre todos y, sobretodo, para empezar a responderlas colectivamente, con paciencia, con fuerza y con buen humor.

Tres cosas hay en la vida

Distribución de la Riqueza, Soberanía y Democracia son cuestiones que trabajan en la base de cualquiera de nuestros derechos sociales y humanos. Cuando no están resueltos, todo lo que hacemos se vuelve un parche superficial, y le dejamos el campo libre al hambre y el autoritarismo que el capitalismo impone disfrazado de gobernabilidad institucionalizada. Pero, ¿qué características debe tener el desarrollo político que efectivamente garantice que estos temas se resuelvan a favor de los sectores populares, en la sociedad y en el Estado?

La Distribución de la Riqueza: el cascabel y el Gato

La inequidad en la distribución de la riqueza es un crimen planificado que el capitalismo impone en todo el planeta. Cuarenta millones de personas mueren al año por hambre (40 mil chicos por día), mientras tres mil millones de seres humanos viven en la pobreza y mil millones en la indigencia, en el marco de una globalización planificada económicamente que causó diez veces más muertes que la Segunda guerra mundial. Un poblador promedio de un país rico de Europa o Estados Unidos consume cuatrocientas veces más por día que lo que consume un ciudadano de un pais pobre (un habitante de Suiza gasta en un día lo que uno de Mozambique gasta en un año). Y no por falta de recursos; sobran alimentos y riqueza, lo que no se logra es una justa y racional distribución de lo que se produce. En la Argentina no nos quedamos atrás en la inequidad; no somos Mozambique, pero la mitad de nuestra población es pobre; y cuando supuestamente la economía del país crece, la diferencia entre ricos y pobres es cada vez mayor. La copa no derrama nunca por sí sola. Aunque en los últimos años la masa de ingresos se expandió en $9.426,5 millones, el 50% se concentra prácticamente en el 20% de la población de mayores ingresos. El 30% de la población de mayores ingresos se apropiaron del 62,5% de los mayores ingresos. Por su parte, el 40% de la población con ingresos más bajos solo se apropiaron del 12,8% de los ingresos generados.

Dicho de otro modo, de cada $100 que se generaron en los últimos años por el proceso de crecimiento económico, el 30% más rico se quedó con $62,5, restando $37,5 a ser repartidos por el 70% restante de la población. Queda muy claro cuál es la “pauta distributiva” de la sociedad, máxime cuando se considera que el 40% más pobre captó apenas $12,8 y el 30% de los sectores medios explican los restante $24,7 restantes. Con esta distribución de la riqueza, cualquier “política social” cumple el rol de un “hospital de campaña” en el medio de una guerra, en la que cada vez llegan más heridos. Y de esos pobres, el 70% son chicos y jóvenes. Por el paco, por el desempleo, por la precarización, por la violencia. No hay política seria sin otra distribución de la riqueza; no hay desarrollo posible, ni generación de empleo consistente. Sin embargo, ¿cuál es la experiencia política que tiene que poder ubicar este problema en su verdadera dimensión? Únicamente la que surja de un compromiso de toda la sociedad para terminar con el invento del hambre en la Argentina, que le ponga límites a la voracidad de la cúpula empresaria dominante y desate un proceso de desarrollo que tenga a la gente adentro.

Soberanía: ¿de quién es la Argentina?

Del mismo modo, la contaminación de las napas de agua en barrios y ciudades, la depredación de los recursos energéticos y minerales, la extranjerización y privatización del patrimonio público (incluyendo a la tierra y a la capacidad de producción de alimentos) nos hacen sentir que nuestro país está tomado; que la Argentina es el nombre de un montón de negocios privados que hipotecan el futuro de generaciones enteras en función de una rentabilidad insaciable y globalizada. El hábitat, el medio ambiente y nuestros recursos naturales son un derecho comunitario y público antes que un negocio empresarial. El proceso político que es urgente abrir en la Argentina también tiene que posibilitar la creación de un poder social que le devuelva a la comunidad trabajadora sus derechos sobre la tierra y sobre lo que ella produce, que se reconcilie con la naturaleza, el planeta y la vida desde un proyecto integral y sustentable, que haga de los barrios, los pueblos y los parajes el escenario de un destino común y un futuro previsible para nuestros pibes, con un Estado popular y una sociedad que proyecta un vida en común con Latinoamérica y el mundo. Eso no lo hace un salvador o una organización meramente “institucional”. Lo hace un nuevo Movimiento Político y Social.

Democracia: ¿cómo es eso de que el Pueblo “no delibera ni gobierna” sino cuando delega en otro?

Una justa distribución de la riqueza y un ejercicio cotidiano de soberanía popular sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat sólo son posibles en el marco de una transformación estructural en los modos de hacer política. Se trata de impulsar un proceso integral de Democracia Participativa, en la que los ciudadanos, las organizaciones sociales y todas las representaciones sociales estemos articulados en una nueva institucionalidad. Un modo de entender lo público, lo comunitario y lo estatal que supere la cultura de la delegación y promueva el compromiso cotidiano de los ciudadanos en la construcción del destino común, y no solamente en la elección de candidatos institucionales y partidarios. La tan mentada “crisis de representación” no se resuelve con el cambio de representantes, sino con un Poder distinto en manos de los representados. Consulta Popular, Presupuesto Participativo, Paritaria Social, son instrumentos creadores de una Democracia real, en la que la comunidad pueda votar todos los días, y sobre los problemas cotidianos, construyendo el poder transformador que históricamente forma parte de nuestra identidad como Pueblo.

Un Camino hacia Nosotros Mismos

En el camino hacia la Constituyente Social, miles de argentinos y argentinas queremos experimentar una construcción política distinta; edificar sobre nuestra fuerza, resolviendo las debilidades del movimiento popular en un trabajo de organización, reflexión y creación. Buscar lo mejor de lo que tenemos dentro, y confiar en eso al compartirlo. Sabemos que no hay atajos y que no queremos seguir delegando ¿cuáles son esas primeras preguntas que queremos compartir? Y además... ¿con quién queremos responderlas? Un proyecto de Nación, un sueño que se hace realidad todos los días, es un camino peligroso. Un camino que el Poder intenta desbaratar por cualquier medio: por la explotación, por la distracción, por la fragmentación entre nosotros y por la represión. ¿Podemos empezar a recorrerlo?

Estas “100 Preguntas para el Campo Popular” pueden ponernos en crisis; pueden forzarnos a no caer en simplismos; pueden obligarnos a repetir lo importante hasta el cansancio; pueden empujarnos a averiguar lo que no sabemos. Todo eso está muy bien. Pero quizá sea importante ver que el objetivo fundamental es otro; es reconocer que lo verdadero es lo que decidimos compartir desde el inicio como proyecto y que, para eso, no hay otro modo que empezar a transitar conscientemente un camino de unidad.

Que el camino no esté claro al inicio, no es un problema grave; por el contrario, puede ser la prueba de que lo que estamos construyendo también deberá tener su propia luz, su forma de iluminarse entre todos.

Por eso, la mejor respuesta, es la colectiva; no sólo porque va a ser la mirada más completa, sino porque es la que seguramente genera más preguntas y la que nos acerca a un modo comunitario de ver la realidad.

Llegar hasta Nosotros es la clave. Descubrir las raíces de nuestra capacidad en cada problema es el primer paso posible para resolverlo colectivamente. Si las preguntas no nos llevan hasta ahí, probablemente no avancemos.

En ese punto, las preguntas nos pueden devolver una afirmación importante: la certeza de que NOS NECESITAMOS. De que no basta con soportarnos, sino que tenemos que QUERERNOS. Que el poder que tenemos que construir necesita de la amistad, el modo más antiguo de la organización popular.

Si las preguntas pueden llegar hasta ahí, hasta la raíz de cada problema, pero también de nuestra capacidad para enfrentarlo, nos queda pendiente lo que hay que crear entre todos, la mejor de las aventuras colectivas. Esa es la organización que viene, con sus formas territoriales, sectoriales, temáticas, institucionales, sociales y culturales. Pero habremos partido, por fin, de algo muy serio; la certeza de que LO NUEVO ESTABA ENTRE NOSOTROS.

Distribución de la Riqueza

¿Cuánto deberías ganar para vivir dignamente vos y tu familia? ¿Te alcanza lo que llevás cada semana? Este tema ¿Es un tema que se va a resolver pronto y para bien? Suponiendo que no se resuelva con vos ¿a tus hijos les va a ir mejor? ¿o no? ¿es que en nuestro país no hay dinero suficiente como para que podamos vivir bien? ¿Con quién deberías hablar y organizarte para empezar a resolver este asunto? De estas y otras cosas hablan las preguntas que siguen:

1. ¿Estamos hablando de lo mismo cuando decimos “Distribución de la Riqueza”? ¿De qué riquezas estamos hablando?

2. ¿Tenemos alguna idea o datos actuales de las riquezas que produce la Argentina y de cómo las produce?

3. ¿A través de qué mecanismos deben distribuir el Estado y la sociedad las riquezas producidas colectivamente? ¿y como las distribuye en la actualidad?

4. La Argentina ¿es un país rico o un país pobre?

5. ¿Cómo es actualmente la Distribución de la Riqueza en nuestro país? ¿A qué sectores beneficia y a qué sectores perjudica? ¿Por qué?

6. ¿Cuáles son las consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas de la distribución de la Riqueza que tenemos en el país?

7. ¿Quiénes definen realmente la distribución de la Riqueza en la Argentina? ¿Cómo y dónde se discute?

8. ¿Alguna vez el Estado argentino (o el gobierno) te consultó sobre qué distribución de la Riqueza te parece la correcta?

9. La actual distribución de la Riqueza ¿influye en nuestra realidad cotidiana? ¿En qué se nota?

10. ¿Cómo creemos que la cuestión de la pobreza va a impactar en el territorio, en la realidad regional de nuestra zona y en nuestro sector de trabajo?

11. ¿Cuáles son los elementos que habrá que enfrentar a causa de la pobreza en el futuro ?

12. ¿Qué proceso debería darse para garantizar en la Argentina una distribución más equitativa de la Riqueza producida?

13. ¿Hay una estrategia posible para crear una Sociedad y un Estado que realicen otra Distribución de la Riqueza en la Argentina? ¿Podemos imaginarla y definirla, aunque sea difícil?

14. ¿A quiénes debería incluir ese proceso?

15. ¿Qué acciones deberían darse en ese proceso?

16. ¿En dónde deberían darse esas acciones? ¿En lo institucional, en el barrio, en la familia? ¿cómo?

17. ¿Con qué recursos se podría bancar ese proceso?

18. ¿Podemos aportar algo en ese proceso? ¿Qué puedo aportar como persona? ¿Qué puedo aportar como organización o sector social?

19. ¿Conocemos alguna experiencia que haya significado un avance concreto en la lucha por la Distribución de la Riqueza? ¿Cuál fue? ¿Cómo se dio?

20. ¿Con quién deberíamos “aliarnos” para poder impulsar un proceso de este tipo? ¿Es posible? ¿Cuáles serían los próximos pasos?

21. ¿Qué tenemos a favor en la posible articulación con otros sectores en esta lucha?

22. ¿Cuáles son los principales obstáculos que tenemos para una articulación real con otros grupos, organizaciones y realidades?

23. Las identidades sectoriales ¿son una fortaleza o una debilidad a la hora de pelear este tema en conjunto? Ejemplificar.

24. ¿Cómo pueden superarse los obstáculos que vemos en este proceso?

25. Específicamente desde mi identidad, mi lugar o mi sector1, tenemos una relación particular con este tema; ¿qué valor especial podemos poner en juego para impulsar otra distribución de la riqueza más equitativa? Por otro lado, ¿qué límite concreto tenemos?

Provenimos de distintos sectores, y cada uno tiene una mirada particular sobre estos temas de la distribución de la riqueza, la soberanía y la democracia; ¿cómo es la mirada de los pueblos originarios, trabajadores, sindicalizados o no, activistas religiosos, sociales o barriales, comunicadores, docentes, militantes partidarios, de género, jóvenes, gente que trabaja con los chicos, investigadores, profesionales de distintas tareas, artistas, pequeños y medianos empresarios o productores, etc.? Quizá no sea exactamente la misma (es más, sería saludable que no lo fuera).

26. ¿Cuáles son los posibles “costos políticos” en un proceso de este tipo?

27. ¿Hay actores que van a tratar de impedir este cambio? ¿Quiénes son?

28. ¿Qué hechos podemos prever que van a darse? ¿que van a hacer otros actores sociales para impedir este cambio?

29. Este tema, ¿está relacionado con el problema de la participación popular en la política institucional, o no tiene nada que ver?

30. Este tema, ¿está relacionado con el problema de la soberanía comunitaria sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat, o no tiene nada que ver?


Democracia

¿Alguien del Gobierno o del Estado te consulta varias veces al año para saber cómo resolver los problemas de tu comunidad, de tus derechos o del trabajo?¿Se toma en cuenta lo que proponés?¿vos considerás que sería una pérdida de tiempo que pudieras opinar, o te parece que serviría para algo? Si hasta hoy no se te consulta a vos o a tu familia ¿vos ves que eso va a cambiar pronto? ¿Vale la pena intentar que se consulte periódicamente a la gente en una Democracia Participativa? ¿Con quiénes deberíamos organizarnos para lograrlo? Sobre estas y otras cosas giran las siguientes preguntas:


31. ¿Qué entendemos por participación popular en la política? ¿De qué participación estamos hablando?

32. ¿Alguna vez el Estado argentino te consultó sobre qué formas de participación política te parecen las mejores?

33. En la actualidad, en nuestro país y en el sistema que tenemos, la única herramienta de participación política indispensable es la elección de candidatos de los partidos políticos en cargos legislativos o ejecutivos del Gobierno cada dos o cuatro años. ¿Es suficiente esa única forma de participación popular en las decisiones políticas comunitarias? ¿Por qué?

34. ¿Cómo evolucionó la participación popular en las distintas elecciones a lo largo de estos 25 años de Democracia institucional? ¿fue aumentando o disminuyendo? ¿lo sabemos? ¿Podemos averiguarlo?

35. Consultas Populares, Democracia Participativa, Plebiscitos, Iniciativas Populares son formas que permiten la ampliación de la participación popular y de organizaciones sociales en la toma de decisiones sobre políticas públicas... ¿Sabemos en qué consisten estas herramientas? ¿Las implementan los gobiernos? ¿las utilizamos habitualmente?

36. Las políticas públicas y los Gobiernos que conocemos, ¿respetan y promueven la participación popular en la toma de decisiones importantes?

37. ¿A través de qué mecanismos se puede gestionar la participación popular en la toma de decisiones políticas, además de los que ya se mencionaron?

38. En la Argentina, ¿se podría realizar concretamente un sistema político más participativo o no? ¿Porqué?

39. ¿Mejoraría nuestra realidad si pudiéramos participar más cotidianamente de la toma de decisiones sobre las políticas públicas en nuestro lugar o sector de trabajo?

40. Actualmente los mecanismos más difundidos de participación son los de la Democracia Representativa (partidos, candidatos y elecciones); este sistema ¿beneficia a algún sector en particular? ¿a quiénes?

41. ¿Cuáles son las consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas de que la democracia que tenemos en la Argentina sea restringida casi únicamente a la elección de candidatos de los partidos políticos?

42. ¿Quiénes definen realmente el grado y las formas de la participación popular en la toma de decisiones importantes en la Argentina? ¿Cómo y dónde se discute este tema?

43. El hecho de que existan tan pocas formas de participación popular en política pública fuera de la elección de candidatos partidarios ¿influye en nuestra realidad cotidiana? ¿En qué se nota?

44. Esta participación “restringida” que tenemos ¿Cómo creemos que va a impactar en la realidad regional de nuestra zona?

45. ¿Cuáles son los elementos que habrá que enfrentar en el futuro si esta realidad de participación restringida sigue así?

46. ¿Qué proceso debería darse para garantizar en la Argentina la realización de una Democracia Participativa?

47. ¿Cuál creemos que es la estrategia para crear una Sociedad y un Estado que realicen una Democracia Participativa? ¿Podemos imaginar y definir esa estrategia, aunque sea difícil?

48. ¿A quiénes debería incluir ese proceso de cambio, ampliación y profundización de la Democracia?

49. ¿Qué acciones deberían darse en ese proceso? 50. ¿En dónde deberían darse esas acciones? ¿En lo institucional, en el barrio, en la familia? ¿cómo?

51. ¿Con qué recursos podría impulsarse ese proceso?

52. ¿Podemos aportar algo en ese proceso? ¿Qué puedo aportar como persona? ¿Y como organización o sector social?

53. ¿Conocemos alguna experiencia que haya significado un avance concreto en la lucha por una Democracia Participativa? ¿Cuál fue? ¿Cómo se dio?

54. ¿Con quién deberíamos “aliarnos” para poder impulsar un proceso de este tipo en todo el país? ¿Es posible? ¿Cuáles serían los próximos pasos?

55. ¿Qué tenemos a favor en la posible articulación con otros sectores en esta lucha?

56. ¿Cuáles son los principales obstáculos que tenemos para una articulación real con otros grupos, organizaciones y realidades en torno de este tema?

57. Las identidades sectoriales ¿son una fortaleza o una debilidad a la hora de pelear este tema en conjunto?

58. ¿Cómo pueden superarse los obstáculos que vemos en este proceso?

59. Específicamente desde mi identidad, mi lugar, mi sector, tenemos una relación particular con la cuestión de la participación política; ¿qué valor especial podemos poner en juego para impulsar la transformación buscada? Por otro lado ¿qué límite concreto tenemos?

60. ¿Cuáles son los posibles “costos políticos” en un proceso de este tipo?

61. ¿Hay actores que van a tratar de impedir este cambio? ¿Quiénes son?

62. ¿Qué hechos podemos prever que van a darse? ¿que van a hacer otros actores sociales para impedir este cambio?

63. Este tema, ¿está relacionado con el problema de la distribución de la riqueza en la Argentina, o no tiene nada que ver?

64. Este tema, ¿está relacionado con el problema de la soberanía comunitaria sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat?

65. ¿Qué entendemos por soberanía comunitaria sobre los recursos naturales, el hábitat y el medio ambiente?

66. En la actualidad, en nuestro país y en el sistema que tenemos, la soberanía sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat está acotada a la idea del respeto a la propiedad privada y a la explotación de empresas privadas. Es por eso que gran parte

Soberanía sobre los Recursos Naturales, el Medioambiente y el Habitat

¿Estás seguro del agua que tomás y de la comida que comés? En la cuestión de la contaminación y los recursos naturales, ¿creés que en la Argentina se está evolucionando para bien o para mal? En estos años de tanta riqueza argentina en explotación del petróleo, ¿mejoró la situación en tu casa económicamente? La luz, el gas, el combustible... ¿son elementos que el Estado te garantiza como un derecho social básico? Estos temas... ¿se van a resolver pronto y para mejor? ¿Con quiénes deberíamos organizarnos para resolver estos problemas? Sobre estas y otras cuestiones giran las siguientes preguntas: de nuestro territorio y recursos minerales y naturales están siendo explotados, depredados y contaminados por empresas extranjeras y nacionales privadas ¿Son suficientes las herramientas
de soberanía comunitaria que tenemos actualmente sobre los recursos naturales? ¿Por qué?

67. ¿Cómo evolucionó el tema de la explotación privada, la contaminación y la apropiación y el control comunitario sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat a lo largo de estos 25 años de Democracia institucional? ¿fue mejorando o empeorando la situación en los distintos lugares del país? ¿lo sabemos? ¿Podemos averiguarlo?

68. La nacionalización y socialización comunitaria de los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat son políticas que muchos países de Latinoamérica se están aplicando ¿Sabemos en qué consisten estas herramientas? ¿se realizan en la Argentina?

69. ¿Alguna vez el Estado argentino te consultó tu opinión acerca de la soberanía popular y comunitaria sobre los recursos naturales?

70. Las políticas públicas y los Gobiernos que conocemos, ¿respetan y promueven el control comunitario sobre los recursos naturales, el medio ambiente o el hábitat, o se los dejan a la actividad empresarial y privada?

71. ¿Qué sabemos de la situación en nuestra zona respecto del derecho de todos los habitantes a la tierra y a la vivienda, que está mencionado en la Constitución Nacional?

72. ¿A través de qué mecanismos se puede gestionar la soberanía comunitaria sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat?

73. En la Argentina, ¿se podría realizar la soberanía popular y comunitaria sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat?

74. ¿Mejoraría nuestra realidad si tuviéramos soberanía comunitaria sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat en nuestro lugar o sector de trabajo?

75. Actualmente este tema se maneja desde la óptica de la propiedad privada y la explotación empresaria; esto ¿beneficia a algún sector en particular? ¿a quiénes?

76. ¿Cuáles son las consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas de que prevalezca esta visión privatista en el tema de los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat?

77. ¿Quiénes definen realmente el grado y las formas de soberanía popular y comunitaria en el tema de los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat? ¿Cómo y dónde se discute este tema?

78. El hecho de que actualmente este tema se maneje con una visión de explotación privada ¿influye en nuestra realidad cotidiana? ¿En qué se nota?

79. Este modelo de explotación privada, contaminación y depredación de los recursos naturales argentinos ¿Cómo creemos que va a impactar en la realidad regional de nuestra zona?

80. ¿Cuáles son los elementos que habrá que enfrentar en el futuro a partir de esta realidad?

81. ¿Qué proceso debería darse para garantizar en la Argentina la realización de una política de soberanía comunitaria y popular en el tema de los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat?

82. ¿Cuál creemos que es la estrategia para crear una Sociedad y un Estado que hagan efectiva la soberanía popular y comunitaria en el tema de los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat? ¿Podemos imaginar y definir esa estrategia, aunque sea difícil?

83. ¿A quiénes debería incluir ese proceso de cambio de enfoque sobre estos temas?

84. ¿Qué acciones deberían darse en ese proceso?

85. ¿En dónde deberían darse esas acciones? ¿En lo institucional, en el barrio, en la familia? ¿cómo?

86. ¿Con qué recursos podría impulsarse ese proceso?

87. ¿Podemos aportar algo en ese proceso? ¿Qué puedo aportar como persona; qué puedo aportar como organización o sector social?

88. ¿Conocemos alguna experiencia que haya significado un avance concreto en la lucha por un control comunitario y popular en el tema de los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat? ¿Cuál fue? ¿Cómo se dio?

89. ¿Con quién deberíamos “aliarnos” para poder impulsar un proceso de este tipo en todo el país? ¿Es posible? ¿Cuáles serían los próximos pasos?

90. ¿Qué tenemos a favor en la posible articulación con otros sectores en esta lucha?

91. ¿Cuáles son los principales obstáculos que tenemos para una articulación real con otros grupos, organizaciones y realidades en torno de este tema?

92. Las identidades sectoriales ¿son una fortaleza o una debilidad a la hora de pelear la soberanía popular y comunitaria sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat en conjunto?

93. ¿Cómo pueden superarse los obstáculos que vemos en este proceso?

94. Específicamente desde mi identidad, mi lugar o mi sector, tenemos una relación particular con la cuestión de la soberanía comunitaria sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat; ¿qué valor especial podemos poner en juego para impulsar la transformación que buscamos? Por otro lado ¿qué límite concreto tenemos?

95. ¿Cuáles son los posibles “costos políticos” en un proceso de este tipo?

96. ¿Hay actores que van a tratar de impedir este cambio? ¿Quiénes son?

97. ¿Qué hechos podemos prever que van a darse?

98. ¿Qué van a hacer otros actores sociales para impedir este cambio?

99. Este tema, ¿está relacionado con el problema de la distribución de la riqueza en la Argentina, o no tiene nada que ver?

100. Este tema,¿está relacionado con el problema de la participación popular en la política institucional, o no tiene nada que ver?


¿Qué modelo de organización popular, institucional y social puede contribuir a la resolución de las tres cuestiones (Distribución de la Riqueza, Democracia Participativa y Soberanía Popular sobre los Recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat)?
¿Qué características debe tener esa experiencia política?
En el camino de esa construcción ¿Qué elementos del pasado debemos tomar, y qué elementos del pasado debemos superar? ¿Cuál es el lugar que debe ocupar el sector social al que pertenecemos?

¿Cuánta certeza tenemos? ¿Cuánto miedo? ¿Cuánta esperanza?

¿Qué fue de la vida de las fábricas recuperadas?

Central / Edición Impresa
QUÉ FUE DE LA VIDA DE LAS FÁBRICAS RECUPERADAS
Hombres (que siguieron) trabajando

El fenómeno de establecimientos en riesgo de extinción rescatadas por sus trabajadores fue emblema de la crisis dew 2001. En su pico, el movimiento nucleó 150 casos y a más de 10 mil operarios. Hoy IMPA, ícono de aquellas luchas, no merece la atención de entonces; su centro cultural está cerrado. Sin embargo, otras firmas en problemas siguen pasando al rubro de las "recuperadas", como el caso de Torgelón. Balances, números y testimonios de una historia que persiste en silencio.


Roly Villani
29.08.2008

Metalúrgicas, textiles, gráficos. El fenómeno de las empresas recuperadas se expande a rubros industriales diversos y al sector de los servicios. En las imágenes, la empresa IMPA, la imprenta Chilavert y Brukman, que vivió una serie de conflictos que aún tienen final abierto.
La humedad fría de Buenos Aires tiene a mal traer a los dos trabajadores del frigorífico Torgelón que venden los salamines y longanizas elaborados por ellos mismos en la esquina de Donato Álvarez y Gaona. Mientras habla con los clientes, uno de ellos salta como para espantar esa llovizna helada que castiga la reciente "recuperación" del frigorífico: hace apenas tres meses que, como dicen ellos "se escaparon los últimos dueños de la empresa" que eran, a su vez, testaferros de los herederos de los fundadores. La novedad de la incorporación de Torgelón al universo de empresas gerenciadas por sus trabajadores abre la pregunta: la recuperación de fábricas ¿fue un hecho aislado, vinculado y terminado con la crisis del 2001? La lectura de los grandes números del fenómeno insinuaría que si. De los 120 establecimientos en esas condiciones, unos 90 tuvieron su origen en los tiempos de la caída de la convertibilidad. Sin embargo, la cosa sigue: además de Torgelón, los trabajadores de otras cinco empresas están en silenciosa lucha en estos momentos y se suman al universo silencioso, heterogéneo y fragmentado de las "recuperadas".

La represión policial contra la marcha que, en tiempos de Duhalde presidente, exigía la expropiación de Brukman en beneficio de sus empleados fue uno de los momentos más álgidos de esta historia. La comisión interna de esa fábrica textil estaba, en esos días, vinculada al Partido Obrero. De ahí, algunas de sus consignas como "Estatización con control obrero", difíciles de digerir incluso para los piqueteros ultracombativos que en esos momentos de convulsión tenían más lugar en las calles que en los ministerios. Otras protagonistas de esta historia que adquirieron alguna fama fueron la metalúrgica IMPA, la imprenta Chilavert, la fábrica neuquina de cerámicos Zanón, la panificadora Grissinópoli y el hotel Bauen. Ese establecimiento pasó de tener 34 empleados a 150 . El martes Diputados discutirá un proyecto de expropiación definitiva de la legisladora Vitoria Donda. En aquellos remotos tiempos del 2003 había unas 150 empresas en estas condiciones en todo el país. Hoy en día, tanto Brukman como Grissinópoli se "cuadraron" como cooperativas y bajaron ostensiblemente la belicosidad política. Pero siguen como recuperadas.

EMPEDRADOS E INTERNAS. A unas tres cuadras de Parque Centenario, sobre la empedrada calle Querandíes, se alza IMPA (Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina). El derrotero de esta empresa está muy vinculado a la interna entre los dos sectores que se disputaban la hegemonía de las empresas recuperadas.

En el 2005, los "recuperadores", se enfrentaron con el Gobierno nacional por unos aportes prometidos y la jugada terminó con la salida de Eduardo Murúa, jefe político del movimiento. Hubo promesas de algunos inversores y, como cuenta Pablo Piñeyro –asociado y vocero del sector de la "vieja Guardia" que vuelve a estar al frente de IMPA por estos días– "muchos compañeros se sumaron pero con el tiempo la inversión no aparecía, los aumentos no llegaban y el juez no nos daba ninguna garantía".

Es que el enorme predio de IMPA, en el corazón de Caballito, es una tentadora carnada para imaginar negocios inmobiliarios, deslizan otros trabajadores por atrás. "Ahora, somos usurpadores" dice entre risas Piñeyro, haciendo alusión al desalojo que dictaminó el juez Víctor Hugo Vitali y que ellos resisten. Promediando 2008, quedan 80 de los 160 trabajadores que eran en 2005 porque unos 50 se fueron a su casa y otros 30 se jubilaron. El portero de IMPA dice que antes los visitantes eran muchísimos, y que ahora hace meses que no viene nadie, como no sean proveedores o compradores. "No nos vamos a volver ricos, pero se cobra puntualmente y además, ¿Qué vamos a hacer? ¿Cerrar todo y salir a buscar otra cosa a los 61 años?". La empresa sigue teniendo en cada uno de sus cuatro pisos el mismo olor penetrante a aluminio y ácidos que cuatro años atrás hacía vomitar a algunos de los asistentes al centro cultural abierto en la fábrica. Y aunque por el momento ese centro dejó de funcionar, la actividad cultural generó lazos con el barrio.

En el caso de la imprenta Chilavert el centro cultural que fundaron sigue en pie "aunque cada vez le dedicamos menos tiempo al centro y más a la empresa", reconoce Ernesto González, uno de los voceros de los trabajadores. A diferencia de la mayoría de los casos, que en estos años se achicaron o en el mejor de los casos empataron, en Chilavert hubo que tomar gente. De los ocho que eran en un principio, hoy son 13. "El criterio que usamos para contratar gente es familiar: son hijos o parientes de los que estamos acá" dice Gutiérrez. Pero, también hay una mano solidaria entre recuperadas: "cuando hay un pico de trabajo muy grande llamamos a otras empresas como nosotros, y les pedimos gente, les pagamos los días de trabajo y salimos todos ganando", dice María Pino, una de las trabajadoras de Grissinópoli, en el barrio de Chacarita

ABAJO LA PLUSVALÍA. Los muchachos de las recuperadas dicen que en cada conversación todos les preguntan lo mismo: ¿el salario es como si estuvieran en una empresa "normal"? Gutiérrez dice que, en Chilavert "al principio ganábamos todos lo mismo. Después, en una asamblea –que sigue siendo el lugar en que se toman las decisiones importantes- resolvimos asignar además una diferencia por antigüedad". En estos momentos, en promedio, en la imprenta están ganando $2000 cada uno por unas 9 horas diarias de trabajo de lunes a viernes. En todos los casos los trabajadores siguen cobrando por encima del convenio de la actividad. "Ahora el Gobierno dispuso un salario mínimo de $1200. Bueno, acá se saca mas o menos el doble", dice Maria, de Grissinópoli. El procedimiento para cobrar es en todos los casos el mismo: Lo llaman "retiro" y no salario, ya que no hay plusvalía. "Estamos en un 60% de la capacidad productiva y trabajamos con una empresa como cliente que nos da la materia prima y el packaging aunque cada vez tenemos más trabajo propio". Con el panorama de la producción en alza, los trabajadores de Grisinópoli mantienen un curioso esquema tributario: son todos monotributistas. "Es la forma que encontramos para proteger la fuente de trabajo" dice María.

Conflictivo es también el panorama para Zanón y el Hotel Bauen, cuyos trabajadores siguen resistiendo los intentos de desalojo. Complejísimas situaciones legales y la intransigencia de los antiguos dueños impiden que se hayan decretado, hasta el momento, las expropiaciones definitivas.

PROYECTOS TRUNCOS, PROYECTOS EN PIE. Llegado este punto, está claro que no todos los casos son caminos rectos hacia la felicidad. Sin embargo, hay testimonios de empresas que directamente perdieron su carácter de recuperadas. Cerraron o, como el caso de la cooperativa láctea Montecastro fueron adquiridas por la competencia. Los trabajadores de esa empresa no quisieron hablar con Critica de la Argentina, y sus antiguos compañeros de ruta sostienen con algo de tristeza que hay muchos proyectos que quedaron en el camino. Pero ¿se arrepienten, ahora que ven que hay trabajo en otros lados, de hacer este esfuerzo? "¿Cómo me voy a arrepentir –dice un veterano gráfico de Chilavert, que prefiere el anonimato– si en el momento en que todos andaban con la lengua afuera nosotros estábamos laburando en nuestro propio proyecto y ahora andamos bastante bien?"

Por eso, los trabajadores de Torgelón, cuyos impecables guardapolvos blancos se confunden con los azulejos de las paredes, siguen trabajando aunque 30 de los 100 que eran en abril, cuando "se borraron" los dueños, hayan optado por irse a su casa. "Estamos sacando la quincena mas o menos como antes, aunque mucha de la venta es acá, en la puerta de la fabrica, al consumidor final", dice Miguel Juárez, delegado gremial del frigorífico, que apuesta a que el sindicato saque adelante la recuperación. Juárez reconoce que algunos trabajadores de la empresa ya están en conversaciones con el abogado de otras recuperadas, "pero yo creo que lo mejor es que lo hagamos entre nosotros con el sindicato", dice. Uno de los trabajadores que chupa frío y mate en la esquina, mientras vende los embutidos, dice que el mayor problema es precisamente la comercialización: "Antes se vendía a través de corredores, que se fueron con sus clientes a otro lado". El otro, a su lado, tiene una hipótesis de lo que sucedió: "Lo que pasó acá es que los herederos eran como 11 entre nietos y sobrinos de los viejos, se afanaban entre ellos".

Diego Kravetz es actualmente el presidente del bloque del Frente para la Victoria de la Legislatura porteña, pero en 2003 oficiaba de abogado de las empresas vinculadas al Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. "Hoy, varios años después, la mayoría de esas empresas sigue funcionando, algo que no sucedió con los micro emprendimientos o intentos similares", sostiene Kravetz, impulsor de una Ley que en 2004 dictó la expropiación definitiva para la mayoría de las empresas de la Ciudad de Buenos Aires. Luis Caro, abogado del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas evalúa por su parte lo que resta por hacer: "Hay que reformar la retrógrada Ley de Quiebras. Por ejemplo, hoy los trabajadores pueden cobrar el 50% de sus deudas en una empresa quebrada, mientras que, por ejemplo el acreedor hipotecario cobra, increíblemente, el 100%".

Una interna de tres patas

En el momento más caliente de esta historia, las experiencias estaban divididas en tres tendencias: por un lado, el MNER, (Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas) que tenían como referente principal a Eduardo Murúa, líder de IMPA y sindicalista vinculado al "peronismo bolivariano". Por otro lado, estaba el MNFR (Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas) cuyo referente era y es Luis Caro, abogado que se autodefine "especializado en Concursos y Quiebras pero del lado de los trabajadores". Caro fue candidato a Intendente en Avellaneda por el partido de Aldo Rico. Había también un tercer sector vinculado a la izquierda al que pertenecían Brukman, Zanón y Grissinópoli, que planteaban la necesidad de que el Estado comprara o expropiara las empresas en quiebra y las cediera a los trabajadores para su gestión. Este sector quedó virtualmente fuera de carrera. Andrés Ruggeri investigador del tema para el Programa Facultad Abierta de la Facultad de Filosofia y Letras de la UBA, sostiene que la gestión de Caro es "un movimiento de reprivatización de las empresas recuperadas que favorece la instalación de una élite dirigente, mientras que el MNER era un grupo muy heterogéneo, con divisiones muy profundas entre ellos".